Una sonda lambda es un sensor situado en el escape de un coche con motor de gasolina o diésel. La sonda mide la proporción de oxígeno de los gases de escape y lo transmite al sistema de gestión del motor. El valor lambda es un indicador de la eficacia de la combustión. En función del valor lambda, este se ajusta mediante el sistema de gestión del motor adaptando la composición entre la relación de combustible y aire, ajustando la inyección de combustible al cambiar el tiempo de inyección de los inyectores.
Todos los motores de combustión interna modernos tienen una o más sondas lambda antes del catalizador y una o más sondas lambda después del catalizador. Antes del catalizador hay un sensor regulador y después de él hay un sensor de medición. La ECU recibe los datos de las sondas lambda y ajusta la inyección según corresponda. El sensor de medición que hay después del catalizador comprueba que este funcione correctamente. Si el catalizador está defectuoso, el sensor de medición lo detectará y se encenderá el piloto de avería del motor.
Las sondas lambda duran aproximadamente 150 000-180 000 km. Cuando envejecen/se averían, suele encenderse el piloto de avería del motor.
El sensor de Nox va montado directamente después del catalizador en el escape y vigila las emisiones nocivas de Nox. Estos gases de escape se generan a altas temperaturas de combustión y son perjudiciales. Si el sensor de Nox mide que el valor de emisión es demasiado alto, indicará que se inyecte más AdBlue o más combustible para una combustión más rica (y más fría). Si el sensor está defectuoso, se encenderá el piloto de avería del motor para avisar de ello. Si tiene dudas o necesita asesoramiento, nuestros especialistas de producto estarán a su disposición.
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